Los intercambiadores de calor transfieren energía térmica entre dos fluidos para calentar, enfriar o mantener la temperatura de un proceso. Son críticos en HVAC, alimentos y bebidas, química, energía, oil & gas y tratamiento de agua. Elegir bien el tipo, el material y el esquema de flujo puede reducir costos energéticos y paradas de planta.
Tipos más usados (y cuándo convienen)
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Carcasa y tubos (shell & tube): robustos, alta presión y temperatura, admiten ensuciamiento y limpieza mecánica. Ideales en procesos químicos, refinería y vapor.
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De placas (gasketed plate): alta eficiencia con baja diferencia de temperatura; fáciles de abrir y limpiar. Perfectos para alimentos, lácteos y HVAC.
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De placas soldadas / brasadas (BPHE): compactos, gran transferencia calorífica; para refrigeración, bombas de calor y chillers.
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Aire–fluido (air-cooled): disipan calor al ambiente sin circuito de agua; útiles donde el agua es escasa.
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Espiral y de aletas: para lodos o gases con particulado (espiral) y para servicios de ventilación y recuperación de calor (aletas).
Diseño y materiales (lo que define la durabilidad)
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Materiales en contacto: acero inoxidable 304/316, titanio (agua de mar), duplex, cobre, aleaciones níquel; elige por corrosión, temperatura y compatibilidad química.
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Superficie de transferencia: placas con estampado/chevron, tubos con aletas o lisos; a mayor turbulencia controlada, mejor coeficiente U (más eficiencia).
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Presión/temperatura: define espesor, juntas y clase de diseño.
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Juntas (gasket): NBR, EPDM, FKM, etc., según fluido y temperatura.
Esquemas de flujo y su impacto
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Contracorriente: máxima eficacia térmica y menor superficie requerida.
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Paralelo: simple, pero menos eficiente; útil en precalentamientos suaves.
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Flujo cruzado/mixto: compromiso entre caída de presión y transferencia.
Selección rápida (checklist)
1. De/Para: temperaturas de entrada/salida y caudales de ambos fluidos.
2. Propiedades del fluido: viscosidad, sólidos, fouling (ensuciamiento).
3. Límites de caída de presión admisible en cada lado.
4. Restricciones de espacio y necesidad de apertura para limpieza.
5. Calidad de agua: dureza, cloruros, pH (define material y programa de CIP).
6. Normativas sanitarias o de presión aplicables.
7. Objetivo energético: recuperación de calor, integración con chillers o bombas de calor.
Eficiencia energética y control
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Recuperar calor de corrientes calientes puede reducir 10–30% el consumo térmico del proceso.
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Integra válvulas modulantes y control PID para mantener setpoints estables.
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Monitorea ΔT y ΔP (temperatura y caída de presión) para detectar ensuciamiento temprano.
Ensuciamiento (fouling): cómo evitar pérdidas de rendimiento
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Pretratamiento del agua (ablandamiento/filtración).
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Velocidades adecuadas para inducir turbulencia sin erosionar.
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CIP (limpieza in situ) con químicos compatibles y enjuagues controlados.
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Planifica lavados programados según horas de servicio y tendencia de ΔP.
Mantenimiento que paga solo
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Inspección de juntas, apriete de pernos y verificación de fugas.
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Termografía y registros de ΔT/ΔP para anticipar limpieza.
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Reemplazo preventivo de juntas en placas y revisión de corrosión bajo junta.
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En shell & tube: limpieza mecánica de tubos, pruebas hidrostáticas y chequeo de cabezales.
Aplicaciones típicas
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Alimentos y bebidas: pasteurización, enfriadores instantáneos, recuperación de calor.
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HVAC: subestaciones con intercambiadores de placas para aislar circuitos y evitar incrustaciones.
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Química/energía: precalentadores, condensadores y reboilers.
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Agua y saneamiento: enfriamiento de lodos, recuperación térmica en PTAR.
Conclusión
Un intercambiador bien seleccionado y mantenido ahorra energía, estabiliza el proceso y reduce paradas. La clave está en casar tipo y material con el fluido, controlar ΔT/ΔP y aplicar un programa de limpieza y monitoreo.